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“Exigimos el cese de prácticas deshonestas, vengativas y de odio en contra de nuestras familias”

“Exigimos el cese de prácticas deshonestas, vengativas y de odio en contra de nuestras familias” Daynet Rodríguez y Aday del Sol
Cubadebate.
2003-11-20


“Exigimos el cese de prácticas deshonestas, vengativas y de odio en contra de nuestras familias y que se nos permita el beneficio pleno de los derechos que tenemos de visitar a nuestros esposos en sus respectivas prisiones”, reclamaron este jueves en una declaración ante la prensa Olga Salanueva y Adriana Pérez O’Connor, esposas de René González y Gerardo Hernández, dos de los cinco jóvenes cubanos presos en cárceles de Estados Unidos desde 1998.

“Denunciamos y desmentimos los falsos argumentos y calumnias que se tratan de esgrimir para continuar castigando a estos presos políticos luchadores contra el terrorismo”, agrega el texto de la declaración.

Para ambas “no existe razón alguna que justifique esa negativa, somos dos mujeres que sufrimos como castigo adicional a la pena injustamente impuesta a nuestros esposos, la imposibilidad de encontrarnos aunque sea en condiciones tan difíciles.

“No estamos pidiendo visas para ir de turistas, quedarnos a trabajar o residir allí, solo queremos visitarlos en esas condiciones”, expresaron Adriana y Olga, quienes habían solicitado el permiso desde el pasado 20 de junio.

Gerardo Hernández Nordelo cumple una injusta e inverosímil condena de dos cadenas perpetuas y quince años en la penitenciaría de máxima seguridad de Lompoc, California; mientras que René González fue sentenciado a 15 años de privación de libertad en la cárcel de Eidgfield, Carolina del Sur.

Adriana contó que no ve a su esposo Gerardo desde hace cinco años, cuando fue detenido, aunque en el 2002 le dieron la visa para viajar a Estados Unidos, pero más tarde “fue retenida en Houston, Texas, durante once horas sin razón alguna, interrogada por el Buró Federal de Investigaciones y finalmente tuvo que regresar a Cuba”.

Por otra parte, Olga, quien residía en Miami en el momento en que se llevaron a cabo los arrestos, no se encuentra con René desde hace unos tres años y medio, cuando fue deportada a Cuba después de haber sufrido la prisión y la separación de sus hijas.

Ella cuenta que su familia ha sido constantemente utilizada como “pieza de chantaje para tratar de doblegarlo (a René)” y ha sido víctima de un “odio político y personal”.

El caso de la pequeña hija del matrimonio González Salanueva, Ivette, ciudadana norteamericana por nacimiento, es particularmente sensible pues tenía solamente cuatro meses cuando ocurrieron las detenciones y desde entonces solo ha visto a su padre dos veces.

Ivette y René se encontraron cuando la niña tenía trece meses, rememoró Olga, y en esa ocasión fueron especialmente crueles porque lo presentaron ante sus hijas atado a una silla.

“Él tiene el derecho de recibir visita familiar y mi hija el de conocerlo”. “Otros hijos de los Cinco han pasado por esa amarga situación y ha sido traumático para ellos, por lo que tengo que respaldar emocionalmente a Ivette, una niña de solo cinco años que ha sufrido una y otra vez la separación de sus seres queridos, y ni siquiera tiene en su memoria algún recuerdo de su padre”.

En la conferencia de prensa Olga y Adriana denunciaron, además, que el gobierno norteamericano no quiere dar a conocer lo que verdaderamente sucedió en Miami durante el proceso seguido contra los Cinco “porque saldría a la luz su complicidad con la fiscalía y con los grupos terroristas que radican en el sur de la Florida”.

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TEXTO INTEGRO DE LA DELACLARACIÓN
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DECLARACIÓN DE OLGA SALANUEVA Y ADRIANA PÉREZ:

Una vez más hemos conocido que el gobierno de Estados Unidos arbitrariamente ha negado la posibilidad de visitar a nuestros esposos, Gerardo Hernández, condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años y René González, condenado a 15 años de privación de libertad, en cárceles norteamericanas.

En reiteradas ocasiones nos hemos dirigido a las autoridades norteamericanas para solicitar que nos otorguen visa para entrar a ese territorio, con el único objetivo de visitar a nuestros esposos.

No existe razón alguna que justifique esa negativa, somos dos mujeres que sufrimos como castigo adicional a la pena injustamente impuesta a nuestros esposos, la imposibilidad de poder encontrarnos, aunque sea en condiciones tan difíciles.

Nuestras familias continúan siendo rehenes de las arbitrariedades y violaciones de los derechos humanos que se cometen en este caso, impidiendo que Ivette González, hija de René, pueda conocer a su padre, al no permitirse que su madre pueda viajar a ese país y llevar consigo a su pequeña hija de solo 5 años.

Exigimos el cese de prácticas deshonestas, vengativas y de odio en contra de las familias y que se nos permita el beneficio pleno de los derechos que tenemos de visitar a nuestros esposos en sus respectivas prisiones.

Denunciamos y desmentimos ante la prensa, los falsos argumentos y calumnias que se tratan de esgrimir para continuar castigando a estos presos políticos luchadores contra el terrorismo.

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